Hoy quiero compartir con vosotros un poema de
Pedro Salinas, perteneciente a su obra La
voz a ti debida (1933). Este título hace referencia un verso de la Égloga III de Garcilaso de la Vega. Con
ello, este “poeta profesor” de la Generación del 27 rinde homenaje a la
literatura hispánica, volviendo, en cierta medida, a esa manera de entender el
amor de los poetas renacentistas.
La voz a ti debida se centra en el amor
a una mujer, cuyo nombre desconocemos, y que hace reflexionar al poeta sobre sí
mismo y sus sentimientos. Se trata de una obra de un cierto carácter platónico,
pero en contraste, también puede llegar a ser muy sensorial. En el poema que
traigo hoy, vemos cómo el poeta desea que su amante y él mismo puedan
despojarse de todas las ataduras de la apariencia y de la historia, quedando
así sus puras esencias.
Se trata de un poema muy conocido, pero es de
mis favoritos del autor. Más adelante compartiré otros que me encantan.
Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!
Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.
Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
«Yo te quiero, soy yo».
Besos,
Teresa
¡Me encanta! Un poeta que me gusta mucho, así que estaré atenta a tus próximas elecciones.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es uno de mis favoritos de la Generación del 27 :)
ResponderEliminarMe alegro de que te guste a ti también!! Un beso!!